El caso de Nomo: Lecciones de agilidad desde una tech startup
Entrevista a Xavi Capellades, CEO de Nomo
¿Cómo definirías la Cultura de Nomo?
La cultura de Nomo la definimos básicamente en 4 pilares fundamentales que tocan varios ámbitos de la compañía, como visión, filosofía, equipo, producto, experiencia de usuarios, entre otros. Por un lado, una aproximación lean, customer-centric y muy analítica, para iterar el producto y desarrollarlo en base a la búsqueda constante de feedback por parte del cliente y las métricas conseguidas, que implica a su vez una gran velocidad de evolución y flexibilidad. En segundo lugar, se busca siempre la diferenciación, el ser arriesgado, en definitiva, llevar el producto al límite para innovar. En tercer lugar, la relación con y entre el equipo está basada en la confianza y la comunicación, con reuniones periódicas para compartir visión, métricas de negocio, objetivo, etc. Asimismo, y relacionado con el punto anterior, es necesario que el equipo tenga un cierto nivel de madurez profesional para aprender a vivir con la incertidumbre constante. Y, por último, el equipo está totalmente empoderado y trabaja en función de objetivos o proyectos donde cada área tiene un papel fundamental.
¿Qué características tienen vuestras metodologías de trabajo?
Principalmente trabajamos con metodologías ágiles (Agile y Scrum) para crear, diseñar y desarrollar el producto. Como indicaba antes, nuestro producto evoluciona gracias a la experimentación en diferentes ámbitos o canales: entrevistas con clientes, encuestas, focus group, test a/b en la propia aplicación, entre otros. De estos experimentos se desgranan insights que son destilados por el equipo, adaptados al producto e incluidos en el roadmap de trabajo. A su vez, estas iteraciones son presentadas y consensuadas en reuniones semanales y mensuales con el objetivo de alinear a todo el equipo, hacerlo partícipe y owner del proyecto.
¿Cuáles son las claves para generar velocidad en el lanzamiento de nuevas soluciones en el mercado digital actual?
Diría que básicamente son tres: poner foco en qué problema real estamos resolviendo y qué valor aporta cada nueva funcionalidad o iteración que lanzamos al mercado; tener una visión clara a medio plazo de “hacia dónde vamos” pero a su vez con releases de producto máximo cada dos semanas; y, por último, tener una gran capacidad de reacción en base al análisis y feedback de cliente.
¿Qué le dirías a las multinacionales que quieren fomentar culturas de innovación pero fracasan en sus intentos? ¿Sobre qué pilares, desde vuestro punto de vista se sustenta la innovación?
Es importante en este punto tener claros cuáles son las áreas sobre las que se quiere innovar y definir bien los objetivos a conseguir. Las culturas de innovación necesitan una velocidad diferente a la que las grandes multinacionales están acostumbradas, una gran adaptación al cambio constante y, sobre todo, arriesgar. A su vez, sería importante incentivar a las unidades de negocio tradicionales para que asuman como propias estas nuevas metodologías.
En el caso de Nomo es un referente de esta situación. Nacimos en el hub de innovación del Banco Sabadell y operamos bajo un modelo “sin-in”, es decir, tenemos total autonomía en cuanto a equipo, modelo de negocio, desarrollo de producto, y total libertad en la toma de decisiones.
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